Revista Diplomacia nº140 - Diplomacia I+D+I Investigación, Desarrollo, Innovación: Las opciones en APEC - Academia Diplomática de Chile Andrés Bello
Academia Diplomática de Chile Andrés Bello | La Academia Diplomática de Chile “Andrés Bello” es una entidad dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile cuya misión primordial es formar a los futuros diplomáticos del país.
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26 Abr Revista Diplomacia nº140 – Diplomacia I+D+I Investigación, Desarrollo, Innovación: Las opciones en APEC

Presentación

 

Este número de la revista DIPLOMACIA es portador de varias simbologías. Por una parte, a partir de esta edición la circulación se hará exclusivamente en forma on line, instalando el quehacer y los análisis de la Academia Diplomática de Chile en  el amplio ámbito de las redes digitales. Ello abre nuevas puertas de interacción con otras entidades académicas comprometidas con la formación de los diplomáticos, junto con asumir la importancia del intercambio de experiencias en este ámbito de grandes desafíos. Nadie puede decir con certeza cómo será el mundo de mitad de siglo y a la vez nos cabe formar ahora a quienes serán conductores de las relaciones internacionales de Chile con el mundo en aquel momento.

Ello reclama intuiciones y convicciones. Con ambas hemos emprendido una transformación profunda en nuestra malla curricular, abriendo un espacio prioritario a la Diplomacia Científica. Aquí no se trata sólo del encuentro de científicos destacados con los futuros diplomáticos de nuestro país. Se trata de pensar juntos como los temas de Investigación, Desarrollo e Innovación (eso que llaman I+D+I) cruzarán el devenir de Chile en las próximas décadas. Los científicos tendrán que seguir en el propósito de crear más conocimiento. Los diplomáticos en la meta de promover y proteger los intereses de Chile en medio de esos nuevos escenarios. Es allí donde se nos hace visible  la presencia de nuevas fronteras en el quehacer que nos corresponde al pensar la inserción de Chile en el mundo emergente con todas sus transformaciones científicas y tecnológicas.

Si se da una mirada al índice de este número saltarán de inmediato palabras como prospectiva, estudios de futuro, lo digital, economía de la innovación, desarrollo sustentable o inteligencia artificial. Todo ello configura esos escenarios sobre los cuales se están dibujando las coordenadas de las relaciones internacionales que vendrán. Pero las cruza una frase dicha por el presidente Sebastián Piñera que da título al artículo con sus conceptos aquí publicado: “¿En qué mundo queremos vivir?”. Y ello porque ese “queremos”  remite al ser humano, a los hombres y mujeres de Chile que ya son parte de ese nosotros implícito, como también de aquellos que vendrán a sumarse en el ser nacional.

Es desde esa pregunta dónde asoman responsabilidades específicas para nuestro quehacer internacional. Somos un país definido por los científicos como un Laboratorio Natural. El cielo transparente, el amplio mar y sus riquezas, la productividad de nuestras tierras en toda su diversidad de campos, bosques y selvas húmedas, el desierto con sus recursos minerales y los días de sol intenso para generar nuevas energías. Todo eso y más es el entorno de quienes vivimos en Chile. Por ello la diplomacia científica, en tanto se despliega con esos temas en mente, está resguardando los entornos donde a los ciudadanos de Chile les toca vivir. Así la relación Diplomacia, Ciencia, Ciudadanía construye sus enlaces y continuos. Y determina sus objetivos de mediano y largo plazo.

Con esos propósitos en mente nos cabe asumir las responsabilidades que nos tocan en el entramado internacional. Y a veces nos llegan con mayor intensidad. El ejemplo está a la mano: Chile será sede este 2019 del Foro APEC y de la conferencia sobre cambio climático COP25. En el espacio de cuatro semanas se desplegarán por el país voces y temas claves para el futuro de nuestro desarrollo y del planeta. Primero tendremos  en Chile a los líderes de las economías que representan la región económica más dinámica del mundo con un 40% de la población del planeta, el 57 % del PIB mundial y el 49% del intercambio comercial global. Llegan aquí justo cuando APEC cumple 30 años y el propósito de Chile es que la entidad vuelva a su espíritu original porque ello ahora es determinante. Ello significa revivir su sentido como la única agrupación inter-gubernamental que opera en el mundo sobre la base de compromisos no vinculantes, diálogo abierto y la igualdad de respeto a las opiniones de todos los participantes. La entrevista con el Alto Funcionario APEC de Chile (SOM Chair) que llevamos en este número de nuestra revista es ilustrativa de esta meta, a la vez que convoca a mirar las dinámicas económicas del futuro desde los ojos de la gente.

Tras la APEC, Chile recibirá a la COP25. Se trata de una cumbre que reunirá a 195 países, ya no convocados para hacer el diagnóstico, sino para tomar acciones. Tras la Conferencia de Paris de 2015 esta puede ser la cita más determinante frente a la batalla contra el cambio climático. Se trata de evaluar los cumplimientos de metas entonces acordadas. Una tarea donde  participarán gobiernos, ONGs, organizaciones civiles y empresariales, medios de comunicación de todo el mundo. Tras la decisión de Brasil de no realizar la COP25 se produjo un suspenso sobre el lugar donde podría ejecutarse esta cita mundial. En esa circunstancia, Chile ganó legítimamente el derecho de ser sede de la COP, ya que, al decir de la Ministra de Medio Ambiente, “Chile no ha sido espectador porque en esta materia tenemos una política de Estado.”

Esas dos instancias están muy cruzadas por los intereses y temas bajo los cuales la Academia Diplomática va impulsando su marcha. Como señaló el Ministro de Ciencias, Andrés Couve , al inaugurar el ciclo de Diplomacia Científica, y comparar el número de científicos en el país con una caja de Legos, “Chile es un país que cuenta con muy pocas piezas, mientras que otros Estados cuentan con numerosas piezas. Por lo mismo, un país como el nuestro tiene la necesidad de conectarse con otros actores por medio de las ciencias para   jugar con todas las piezas y, de esta forma, realizar mejor el trabajo”. Es allí, en ese ámbito de la interacción colaborativa con otras sociedades y países, donde el papel del diplomático bien formado se torna vital.

Y es en esa tarea en la cual hoy estamos colocando todos nuestros esfuerzos.

Embajador Miguel Angel González

Director

 Academia Diplomática de Chile

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